muy despacito y no nos mareamos ninguno. Cuando llegamos allí, una guía nos enseñó gran parte del museo y después realizamos un taller de química, nos gustó mucho porque parecía que hacíamos magia. Nos vestimos con unas batas muy grandes blancas y unas gafas para protegernos los ojos, !como unos verdaderos científicos!. Para terminar, vimos un cuento en el planetario de un ratón que subió a la luna. Los asientos eran un poco incómodos porque se movían para atrás. Comimos en el Centro Comercial El Mirador y después vino la actividad con más movimiento de todo el día, Divertiland. Allí había un montón de colchonetas para saltar y muchas salas para jugar y bailar. Cuando volvimos en el autobús todos nos quedamos dormidos.
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